Es una de las industrias que actualmente despierta mayor interés e inversión a nivel mundial. La torre de un molino puede alcanzar una altura de 120 metros y cada una de las aspas, fácilmente 70 metros.
Con inversiones superiores a los 100 millones de dólares por parque, mantener y monitorear la integridad de estas estructuras resulta de suma importancia.
Si bien una falla no tiene por qué ser catastrófica, realizar un correcto monitoreo para que no ocurra, además de reducir pérdidas económicas, es sinónimo de mayor producción, de reducción de costos, de mejoras en la producción e incluso puede salvar vidas humanas.
Todos los componentes de un molino pueden inspeccionarse. Las variaciones en la carga o empuje del viento, de velocidad o RPM e incluso las condiciones medioambientales hacen que el mantenimiento de estas estructuras sea complejo.
Es justamente este comportamiento dinámico el que hace que las distintas partes del molino estén sometidas a ciclos de carga y descarga de tensiones que al no ser periódicas son difíciles de prever y eventualmente pueden desencadenar defectos por fatiga.
Resulta particularmente crítico el monitoreo de las palas. Fabricadas casi completamente en materiales compuestos normalmente son inspeccionadas mediante inspección visual, obteniendo como resultado solo un registro del estado superficial.
Si bien los procesos de fabricación han avanzado mucho en los últimos años, gran parte de estos sigue realizándose de forma manual.
Defectos como falta o exceso de resina, falta de adherencia, pliegues, arrugas, pequeños vacíos u otros, actúan como concentradores de tensiones, y no son en la mayoría de los casos observables desde la cara externa de las palas. Es en este punto donde cobra mucho valor el equipo de Inspección por Microondas (“Clíck Aquí” para más Información), que permite además de detectar y caracterizar estos defectos, cuantificar envejecimiento, como el provocado por la radiación UV.
Dentro de la góndola piezas críticas como rodamientos y equipos presurizados resultan simples de inspeccionar mediante la tecnología adecuada. En este punto resulta muy útil la metodología de inspección por Emisión Acústica (“Clíck Aquí” para más Información). Con esta pueden identificarse desgastes, vibraciones no deseadas o falta de lubricación en rodamientos de forma temprana, así como fisuras o corrosión en los recipientes a presión.
Es importante destacar que estas inspecciones además de ser no destructivas pueden realizarse sin la necesidad de detener el equipo.
Otras piezas sensibles dentro de la góndola son los engranajes y ejes. Correctamente lubricados puede reducirse su desgaste extendiendo así su vida útil, pero esto no evita la aparición de fisuras por fatiga que si no son detectadas en forma temprana pueden propagarse por la pieza y generar la falla deteniendo la operación del equipo. Es aquí donde resulta de extrema utilidad el equipamiento Lizard ACFM (“Click Aquí” para más Información) que permite la detección de fisuras superficiales y subsuperficiales sin la necesidad de preparar la superficie previo a la inspección ni de retirar grasas o lubricantes.
El equipo Lizard ACFM cobra mucha importancia también en la inspección de costuras circunferenciales y longitudinales en la torre del molino. Al ser un equipo que puede utilizarse sin la necesidad de retirar pinturas o revestimientos, permite el relevamiento de las costuras de forma rápida y precisa sin utilizar ningún tipo de insumo como aerosoles, partículas o tintas, ni requerir iluminación.
Algunas torres poseen tensores (cables de acero) en su interior que absorben esfuerzos laterales aportando mayor estabilidad a toda la estructura. Estos tensores pueden inspeccionarse sin necesidad de limpieza ni retiro mediante la tecnología de inducción magnética de AMC (“Click Aquí” para más Información) que permite identificar no solo corrosión en el interior de los cables, si no también daños por fatiga u otros que no son observables desde el exterior del propio cable.
En torres de hormigón y cimientos cobra especial importancia el monitoreo de tendones de hierro/ acero. Al ser componentes no accesibles ni visibles desde el exterior, es necesario una técnica que permita evaluar su estado y detectar si estos eventualmente se rompen. Este monitoreo puede realizarse en forma continua mediante emisión acústica (“Click Aquí” para más Información), instalando sensores directamente en el hormigón, registrando eventos y generando alarmas si se lo desea.